jueves, 7 de junio de 2012

Jérémy Roy, ingeniero en fugas
By Jordi – 11 julio, 2011

No está siendo hasta el momento el Tour de las fugas. Es cierto que todavía no ha llegado su terreno, su tiempo, cuando pasados unos días de carrera la fuerza colectiva del pelotón empieza a diezmarse. Pero también lo es que, contrariamente a lo habitual, las escapadas se han formado con una rapidez y facilidad insólita en la carrera más mediática que existe, en que los segundos, minutos, horas de publicidad televisiva son oro. Ni rastro de momento de esas luchas de decenas de quilómetros para formar parte del corte bueno. Sin ir más lejos, el primer día un ataque bajo el banderazo de salida valió. Ahí se metió Jérémy Roy, que ya ha estado escapado tres días en esta primera semana.

Roy, ciclista desde niño, desde que su padre le apuntó a la escuela de ciclismo con 9 años, es la viva imagen de un territorio, de un modo de entender la bicicleta. Este francés de 28 años nació en Tours, en la capital del Valle del Loira, castillos a la vera del río, conocida por el perfecto francés que hablan sus habitantes y en ciclismo por ser el final de la Paris-Tours. La clásica más llana: la lucha de los rodadores por evitar el inevitable sprint masivo, como una maratoniana etapa de la primera semana del Tour pero en otoño, también famosa por ser la única gran carrera que se resistió al caníbal Eddy Merckx.

Roy, que disputa su tercer Tour de Francia, pasó a profesionales pronto, con 20 años, justo después de ser subcampeón de Europa en ruta tras Giovanni Visconti. Pero de acuerdo con su reclutador, Marc Madiot, decidió que antes de dedicarse completamente a ser ciclista, tenía que estudiar. Se graduó en 2008, el primero de su promoción, en Ingenieria Mecánica. Desde entonces han llegado sus tres victorias como profesional. Pocas, es lo que tiene correr contra viento y marea, pero de calidad. Roy es rodador y ha hecho de las fugas imposibles, de la lucha contra el pelotón, su leit-motiv. Se estrenó en 2009 en una etapa de la París-Niza, dejando atrás ni más ni menos que a Thomas Voeckler y a Tony Martin. Ese mismo año debutó en el Tour y fue segundo en la etapa de Montluçon, cabalgando junto a Sylvain Chavanel, otro aventurero que llevaba mucho tiempo buscando su gloria y le batió al sprint. En 2009 ganó el Tro-Bro Leon, prueba bretona que se disputa sobre tramos de tierra y esta temporada se ha llevado el Gran Premio Apertura en Marsella, la primera carrera europea del año, ganada con más de 2 minutos y medio de ventaja sobre el pelotón.

Basta leer sus crónicas diarias en L’Équipe para entender que se trata de un ciclista atípico. Tras la tercera etapa, la más tranquila de todas cuantas se han disputado hasta ahora, con sol, calor y solo un poco de viento sobre el Puente de Sant Nazaire, precisamente en el estuario del Loira, afirmaba en su diario que se había aburrido embutido en el seno del pelotón. Literalmente. Lejos del estrés con que viven muchos corredores su profesión, el francés contaba su conversación sobre bricolaje con su paisano Jonathan Hivert, comparándola con “una auténtica charla de máquina de café” en cualquier descanso de una jornada laboral.

Al siguiente día, otra vez por delante, se congratulaba por haberse mojado menos bajo la lluvia bretona gracias a la escapada. Roy detesta la vida en el pelotón y ya es todo un experto en las escapadas, en el análisis de sus compañeros de aventura. También aquí, de existir una ingeniería en fugas, podría ser el primero de la promoción. Se emplea con generosidad y pide lo mismo a quienes le acompañen. Otro imposible. El primer día todos tenían clara la victoria de Gilbert. Todos menos él, que se declaró decepcionado por la actitud resignada y conservadora de Westra y Quemeneur. “Quién no lo intenta, no se lleva nada”, escribía. Y encima, le dejaron sin el dorsal rojo de la combatividad. El martes, en cambio, analizaba con optimismo una compañía apreciable. Nuestro idolatrado Hoogerland, “un buen trotón” según su director Madiot, y Erviti “que rueda bien”. Menos optimista con la forma de Kadri, enfermo antes del Tour, y desconfiado de un Gorka Izagirre con el que terminó picado por “sus relevos inútiles y su contrataque final”. No llegó el premio gordo de la victoria pero esta vez sí el dorsal rojo. Premio de consolación. Y terminaba su crónica con el optimismo que le haría atacar junto a Voeckler en la parte final de la etapa siguiente, camino de Cap Frehel. “París y la victoria están más cerca”.

Tomado de http://cobblesandhills.com/wordpress/2011/07/11/jeremy-roy-ingeniero-en-fugas/
* Texto originalmente escrito para Biciciclismo.


El francés Jérémy Roy (FDJ) fue elegido como el ciclista más combativo de la edición de 2011 del Tour de Francia.






Palabras de Jeremy Roy: "Sé que no soy un gran campeón y así que tengo que hacer lo que puedo, dentro de la medida de mis posibilidades"

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